TRIatlon en el PIsuerga
5 de Agosto. 6:30 de la mañana. El despertador empieza a chillar como loco recordándome que es hora de ponerse en pie y de que hoy es el día. El día de mi enfrentamiento contra el monstruito de las tres cabezas: el TRIatlón Ciudad de Valladolid.
He dormido poco y mal. No sé porque, pero los nervios han aparecido en mitad de la noche en forma de pesadillas. Pesadillas en las que llego tarde a la salida. Pesadillas en las que llego a meta cuando ya han desmontado el chiringuito y se han ido todos. Pesadillas en las que mi torpeza con la bici hace que tire a algún triatleta de nivel y me corran a gorrazos por toda Pucela.
Esto de ir de triatlón es más complicado que hacer la lista de la compra. El sábado por la tarde había pasado más de una hora metiendo en el coche todo lo necesario para la prueba y revisando una y otra vez que no me dejara nada. Que si las gafas de nadar, que si las zapatillas de correr, que si las mallas, que si el casco de la bici, que si la bici, que si las zapatillas de la bici, que si las gomas de las zapatillas, que si los imperdibles, que si la camiseta de correr, que si..... ¡¡¡uffff, creo que ahí fue donde me entraron los nervios que me atacaron por la noche!!!
Cerca de Tordesillas había quedado con Marcos, Paqui e Inma en una estación de servicio para desayunar. Al llegar allí compruebo que aquello está tomado por machacas del triatlón que están también recargando las pilas antes de llegar a Valladolid. Tíos y tías fibrosos, de perfiles afilados y miradas penetrantes. Ante mis ojos se presentan como auténticos adonis del deporte. Mi propia imagen reflejada en un espejo me devuelve todos los nervios de la noche. “Vas a hacer el ridículo”, pienso al instante.
Entrando en Valladolid nace en mi estómago un gusanillo que se mueve arriba y abajo. A medida que empiezo a vivir el ambiente de la competición crece sin parar amenazando con convertirse en una serpiente pitón. “Joder, que nervioso estoy. Tengo miedo. Estoy cagao”
Al ir a recoger el dorsal comprobamos Jorge y yo que no aparecemos en las listas, así que nos toca hablar con la organización y aclarar el asunto. Finalmente nos dan dos dorsales de chicas. “Madre mía, ¡¡como nos toque salir con las chicas el ridículo va a ser todavía peor!!!”
Pero no. Finalmente nos confirman que salimos con los chicos y que quedan apenas 5 minutos para que nos presentemos en la cámara de llamadas.
Nuevamente estrés por un tubo. Salimos corriendo con todos los bártulos (bici, casco, gafas, dorsal, zapatillas, gorro de nadar, etc, etc...) hacia los boxes. Todo el mundo va ya vestido de nadador camino del río y nosotros todavía tenemos que colocar todo. “Uff, ¡¡me va dar algo!!”
“Venga, venga, que tenéis que estar ya en la pasarela del río”, me dice un juez todo serio mientras acabo de colocar la bici en su sitio.
Natación (750 metros)
Allí estábamos todos los chicos, apelotonados encima de una pasarela que se balanceaba constantemente amenazando con tirarnos a todos al agua, esperando que comenzara el lío. Casi todo el mundo llevaba neopreno. “Esta gente está preparada, no como nosotros que llevamos unas simples mallas de esas de correr”
Allí lejos, a tomar por culo, el puente del río indica el punto donde debemos de girar para emprender el camino de regreso. “Uff, eso está muy lejos, ¿no??”
“¡¡¡MEEEECCCC!!!!”
A nadar. Es ya la cuarta vez que nadaba rodeado de gente por todas partes, pero es la primera vez que de verdad recibo golpes a mansalva. Lo de las veces anteriores fue un juego de niños comparado con lo de Valladolid. Un montón de gente apelotonada intentando nadar. La tarea era imposible por momentos. Al bracear golpeabas piernas y brazos por todas partes. Tres o cuatro nadadores me pasaron literalmente por encima. Tragué litros y litros de agua. “Calma, calma, tú a lo tuyo. Ya saldrás de esto antes o después”
Pasados los minutos iniciales de confusión me empiezo a encontrar bien en el agua. Estoy nadando suelto mientras pienso en que la cantidad de agua que he tragado no creo que sea muy buena para mi organismo. “¿Estará el Pisuerga contaminado? ¿Me iré mañana por las patas abajo?”
Sin apenas darme cuenta me encuentro con que estoy ya debajo del puente dispuesto a hacer el giro en la boya y empezar el camino de regreso. Aquí nuevamente me llueven las ostias por todas partes.
Ya en la vuelta levanto la cabeza para situarme y veo un barco grande anclado en la orilla y antes de llegar a él bastante público animando. “Ahí está la rampa de salida. ¡¡A por ellos!!”
Y enfilo hacia allí nadando sin parar. “Uyy, que raro, ¿porque todos los demás no vienen hacia aquí?”
Cuando me doy cuenta de que me equivocado ya es tarde. Me he desviado totalmente de la trayectoria. Me toca bordear todo el barco y buscar la rampa que está en el otro lado. “Vamos, vamos....”
En seguida encuentro la rampa buena, la alcanzo y salgo corriendo como loco en busca de la bici.
Bicicleta (20 kms)
La carrera hacia la bici es el momento más agónico de todo el triatlón. Para subir desde la orilla del Pisuerga hasta los boxes hay una rampa de unos 300 metros que se me hace muy dura. Llevo el corazón en la boca.
Al llegar a mi máquina oigo a Cristina, Paqui e Inma que me animan. “¡¡Uff, estoy atacao!!”, les grito.
Me noto muy torpe haciendo la transición, pero finalmente consigo ponerme la camiseta, el dorsal, el casco, las zapatillas, enganchar las calas en los pedales y empezar a rodar por las calles de Pucela.
Llegados a este punto me gustaría hacer una reflexión. Es un lujo asiático que corten durante más de una hora varias de las avenidas principales de una ciudad de 400.000 habitantes para que apenas 200 tipos disfrutemos con nuestras carreritas y nuestras bicicletas. Realmente no sé si merecemos tanto y entendería que muchos vallisoletanos no lo aprobaran.
En la bici me encuentro bien. Voy cómodo, pedaleando con ganas. El circuito es completamente llano y me noto fuerte dándole a los pedales. Hay varios giros de 180º muy cerrados donde lo paso bastante mal por el poco dominio que todavía tengo de la bici. “¡¡Al fin y al cabo solo he montado tres veces antes!! ¡¡Bastante bien lo estoy haciendo!!”, pienso.
En una recta larga veo que Marcos viene ya pisándome los talones.
Justo al completar la primera vuelta y comenzar la segunda me equivoco en un giro y al tratar de rectificar estoy a punto de irme al suelo. Me derrapan las dos ruedas y solo un milagro hizo que no me dejara la cara en la acera.
Mediada la segunda vuelta me adelanta Marcos que me grita que me pegue a él. Pero va muy fuerte y no soy capaz de engancharme a su grupeto.
Es impresionante la velocidad a la que te adelanta la gente que de verdad le pega a esto del ciclismo. Les oyes venir y te pasan como cohetes a más de 45 km/h. ¡¡¡Fiuuuunnnnnn!!!!
La primera chica, la famosa triatleta María Pujol, me adelantó como un esputnik. “Ufff, ¡¡que manera de volar!!!”
Finalmente consigo completar las cuatro vueltas sin conseguir unirme a ningún grupo, pero con bastantes mejores sensaciones de lo previsto. La segunda transición la hago bastante más rápido que la primera.
La carrera (5 kms)
Lo más duro del triatlón es ponerse a correr después de bajarse de la bicicleta.
Además a esas horas hacía ya mucho calor y las piernas se quejaban sin parar.
“¡¡¡Que no queremos correr cachomamón!!!”
La primera vuelta fue un suplicio. Cada zancada era un esfuerzo sobrehumano y un dolor en las piernas de arriba a abajo.
El circuito era muy bonito (pasando por el centro histórico de la ciudad, la plaza mayor, etc...) pero bastante duro con constantes subidas y bajadas.
Nos cruzábamos todos los corredores constantemente. Así pude animar a Marcos, a Ballesta, a Laura, a Jorge y a Oscar mientras le daban caña a las zapatillas. “¡¡Madre mía, ¡¡que caretos llevan los pobres!!”
Y nuestras animadoras particulares, mientras, no paraban de darnos ánimos cada vez que pasábamos.
Por alguna extraña razón al empezar la segunda vuelta empecé a encontrarme mejor y a adelantar a algún que otro participante para acabar entrando en meta pletórico con una sensación de euforia total.
5 de Agosto. 6:30 de la mañana. El despertador empieza a chillar como loco recordándome que es hora de ponerse en pie y de que hoy es el día. El día de mi enfrentamiento contra el monstruito de las tres cabezas: el TRIatlón Ciudad de Valladolid.
He dormido poco y mal. No sé porque, pero los nervios han aparecido en mitad de la noche en forma de pesadillas. Pesadillas en las que llego tarde a la salida. Pesadillas en las que llego a meta cuando ya han desmontado el chiringuito y se han ido todos. Pesadillas en las que mi torpeza con la bici hace que tire a algún triatleta de nivel y me corran a gorrazos por toda Pucela.
Esto de ir de triatlón es más complicado que hacer la lista de la compra. El sábado por la tarde había pasado más de una hora metiendo en el coche todo lo necesario para la prueba y revisando una y otra vez que no me dejara nada. Que si las gafas de nadar, que si las zapatillas de correr, que si las mallas, que si el casco de la bici, que si la bici, que si las zapatillas de la bici, que si las gomas de las zapatillas, que si los imperdibles, que si la camiseta de correr, que si..... ¡¡¡uffff, creo que ahí fue donde me entraron los nervios que me atacaron por la noche!!!
Cerca de Tordesillas había quedado con Marcos, Paqui e Inma en una estación de servicio para desayunar. Al llegar allí compruebo que aquello está tomado por machacas del triatlón que están también recargando las pilas antes de llegar a Valladolid. Tíos y tías fibrosos, de perfiles afilados y miradas penetrantes. Ante mis ojos se presentan como auténticos adonis del deporte. Mi propia imagen reflejada en un espejo me devuelve todos los nervios de la noche. “Vas a hacer el ridículo”, pienso al instante.
Entrando en Valladolid nace en mi estómago un gusanillo que se mueve arriba y abajo. A medida que empiezo a vivir el ambiente de la competición crece sin parar amenazando con convertirse en una serpiente pitón. “Joder, que nervioso estoy. Tengo miedo. Estoy cagao”
Al ir a recoger el dorsal comprobamos Jorge y yo que no aparecemos en las listas, así que nos toca hablar con la organización y aclarar el asunto. Finalmente nos dan dos dorsales de chicas. “Madre mía, ¡¡como nos toque salir con las chicas el ridículo va a ser todavía peor!!!”
Pero no. Finalmente nos confirman que salimos con los chicos y que quedan apenas 5 minutos para que nos presentemos en la cámara de llamadas.
Nuevamente estrés por un tubo. Salimos corriendo con todos los bártulos (bici, casco, gafas, dorsal, zapatillas, gorro de nadar, etc, etc...) hacia los boxes. Todo el mundo va ya vestido de nadador camino del río y nosotros todavía tenemos que colocar todo. “Uff, ¡¡me va dar algo!!”
“Venga, venga, que tenéis que estar ya en la pasarela del río”, me dice un juez todo serio mientras acabo de colocar la bici en su sitio.
Natación (750 metros)
Allí estábamos todos los chicos, apelotonados encima de una pasarela que se balanceaba constantemente amenazando con tirarnos a todos al agua, esperando que comenzara el lío. Casi todo el mundo llevaba neopreno. “Esta gente está preparada, no como nosotros que llevamos unas simples mallas de esas de correr”
Allí lejos, a tomar por culo, el puente del río indica el punto donde debemos de girar para emprender el camino de regreso. “Uff, eso está muy lejos, ¿no??”
“¡¡¡MEEEECCCC!!!!”
A nadar. Es ya la cuarta vez que nadaba rodeado de gente por todas partes, pero es la primera vez que de verdad recibo golpes a mansalva. Lo de las veces anteriores fue un juego de niños comparado con lo de Valladolid. Un montón de gente apelotonada intentando nadar. La tarea era imposible por momentos. Al bracear golpeabas piernas y brazos por todas partes. Tres o cuatro nadadores me pasaron literalmente por encima. Tragué litros y litros de agua. “Calma, calma, tú a lo tuyo. Ya saldrás de esto antes o después”
Pasados los minutos iniciales de confusión me empiezo a encontrar bien en el agua. Estoy nadando suelto mientras pienso en que la cantidad de agua que he tragado no creo que sea muy buena para mi organismo. “¿Estará el Pisuerga contaminado? ¿Me iré mañana por las patas abajo?”
Sin apenas darme cuenta me encuentro con que estoy ya debajo del puente dispuesto a hacer el giro en la boya y empezar el camino de regreso. Aquí nuevamente me llueven las ostias por todas partes.
Ya en la vuelta levanto la cabeza para situarme y veo un barco grande anclado en la orilla y antes de llegar a él bastante público animando. “Ahí está la rampa de salida. ¡¡A por ellos!!”
Y enfilo hacia allí nadando sin parar. “Uyy, que raro, ¿porque todos los demás no vienen hacia aquí?”
Cuando me doy cuenta de que me equivocado ya es tarde. Me he desviado totalmente de la trayectoria. Me toca bordear todo el barco y buscar la rampa que está en el otro lado. “Vamos, vamos....”
En seguida encuentro la rampa buena, la alcanzo y salgo corriendo como loco en busca de la bici.
Bicicleta (20 kms)
La carrera hacia la bici es el momento más agónico de todo el triatlón. Para subir desde la orilla del Pisuerga hasta los boxes hay una rampa de unos 300 metros que se me hace muy dura. Llevo el corazón en la boca.
Al llegar a mi máquina oigo a Cristina, Paqui e Inma que me animan. “¡¡Uff, estoy atacao!!”, les grito.
Me noto muy torpe haciendo la transición, pero finalmente consigo ponerme la camiseta, el dorsal, el casco, las zapatillas, enganchar las calas en los pedales y empezar a rodar por las calles de Pucela.
Llegados a este punto me gustaría hacer una reflexión. Es un lujo asiático que corten durante más de una hora varias de las avenidas principales de una ciudad de 400.000 habitantes para que apenas 200 tipos disfrutemos con nuestras carreritas y nuestras bicicletas. Realmente no sé si merecemos tanto y entendería que muchos vallisoletanos no lo aprobaran.
En la bici me encuentro bien. Voy cómodo, pedaleando con ganas. El circuito es completamente llano y me noto fuerte dándole a los pedales. Hay varios giros de 180º muy cerrados donde lo paso bastante mal por el poco dominio que todavía tengo de la bici. “¡¡Al fin y al cabo solo he montado tres veces antes!! ¡¡Bastante bien lo estoy haciendo!!”, pienso.
En una recta larga veo que Marcos viene ya pisándome los talones.
Justo al completar la primera vuelta y comenzar la segunda me equivoco en un giro y al tratar de rectificar estoy a punto de irme al suelo. Me derrapan las dos ruedas y solo un milagro hizo que no me dejara la cara en la acera.
Mediada la segunda vuelta me adelanta Marcos que me grita que me pegue a él. Pero va muy fuerte y no soy capaz de engancharme a su grupeto.
Es impresionante la velocidad a la que te adelanta la gente que de verdad le pega a esto del ciclismo. Les oyes venir y te pasan como cohetes a más de 45 km/h. ¡¡¡Fiuuuunnnnnn!!!!
La primera chica, la famosa triatleta María Pujol, me adelantó como un esputnik. “Ufff, ¡¡que manera de volar!!!”
Finalmente consigo completar las cuatro vueltas sin conseguir unirme a ningún grupo, pero con bastantes mejores sensaciones de lo previsto. La segunda transición la hago bastante más rápido que la primera.
La carrera (5 kms)
Lo más duro del triatlón es ponerse a correr después de bajarse de la bicicleta.
Además a esas horas hacía ya mucho calor y las piernas se quejaban sin parar.
“¡¡¡Que no queremos correr cachomamón!!!”
La primera vuelta fue un suplicio. Cada zancada era un esfuerzo sobrehumano y un dolor en las piernas de arriba a abajo.
El circuito era muy bonito (pasando por el centro histórico de la ciudad, la plaza mayor, etc...) pero bastante duro con constantes subidas y bajadas.
Nos cruzábamos todos los corredores constantemente. Así pude animar a Marcos, a Ballesta, a Laura, a Jorge y a Oscar mientras le daban caña a las zapatillas. “¡¡Madre mía, ¡¡que caretos llevan los pobres!!”
Y nuestras animadoras particulares, mientras, no paraban de darnos ánimos cada vez que pasábamos.
Por alguna extraña razón al empezar la segunda vuelta empecé a encontrarme mejor y a adelantar a algún que otro participante para acabar entrando en meta pletórico con una sensación de euforia total.
Llegando a meta
“¡¡Como ha molado esto”!!!
Al final 1:22:21 que para ser mi debut creo que no ha estado mal.
Mi único objetivo era intentar no ser el último y ahora, mirando la clasificación oficial, veo que he quedado en el puesto 179 de 206 que llegaron a meta. Así que objetivo más que cumplido.
Una cosa tengo clara desde el pasado domingo. Me voy a hinchar a hacer triatlones en el futuro porque es una de las cosas más divertidas que he hecho jamás. Es intenso, efervescente, emocionante... ¡¡Es una gozada!!
8 comentarios:
De puta madre...TETOOOOO!!!! voy a ser el primero en FELICITARTE por aquí, y hazlo extensivo al GATAZO y demás tropa.....GENIAL, GENIAL, GENIAL, a ver si me da tiempo para el verano que viene (ya solo me falta la bici) y hago algún tri, y si es con vosotros, mejor que mejor....un abrazo.
SIERRA
Saludos desde Málaga
Enhorabuena muchacho, menuda envidia que me das, sobre todo por el tema de nadar, que me parece lo más oscuro, me da la sensación de que no sería capaz de nadar cien metros sin acabar destrozado y abandonando, aunque no hace mucho decía lo mismo también de correr...
En serio, felicidades y a ver si nos vemos algún día por ahí, yo ahora me voy a ir a hacer el camino de Santiago en bici a ver si me sirve de entrenamiento ;-)
Un abrazo
Sierra, muchas gracias!!
Molaría mucho poder hacer un tri todos juntos. La verdad es que últimamente somos legión los corredores que estamos empezando a probar esto y a todos nos está enganchando. A ver si entre todos conseguimos que se popularice esto del tri y deje de ser un mundillo tan elitista.
Un abrazo Boni.
Jose Ignacio, si te da envidia ya sabes: "no nos mires, ¡¡unete!!!"
Una cosa está clara. Si yo he hecho un triatlón todo el mundo puede. Lo de nadar es como todo, cuestión de entrenar un poquito. Si no tienes técnica hay que dedicar unos mesecillos a mejorarla un poco y ya está. 750 metros es una distancia realmente asequible para todo el mundo.
Lo que me da envidia a mi es lo del camino de Santiago en bici, que es algo que tengo en la cabeza desde el año pasado, pero no encuentro el momento de hacerlo. Yo creo que en el 2008 cae seguro.
Un abrazo
Así me gusta, que le hayas perdido ya el respeto al triatlón.
Ya te lo he dicho alguna vez, puedes llegar a hacerlo bien en esto, estás totalmente "virgen" en la bici, casi no entrenas la natación y corriendo eres un vago de cojones, así que como te pique bien el gusanillo y empieces a entrenar con constancia y ganas... ¡te vas a salir!.
¿Nos jugamos unas cervecitas a que el año que viene si repites este mismo tri bajas 5´ tu tiempo de este año?.
Me alegro por tí. Un abrazo y felices vacaciones.
Yo me apuesto una caja entera de cervezas a que el año que viene estás bajando entre 8 y 10 minutos ese tiempo de este TRIPI.
Muchas felicidades sobretodo por lo bien que te lo has pasado. Me alegro de que lleves tu novatez con tanta dignidad, porque no es fácil montarse en una flaca por tercera vez y competir a este nivel (yo ando aún aprendiendo a ir despacio...)
En algo no estoy de acuerdo: me parece de putamadre que corten calles por una prueba deportiva. Para una vez que se promociona algo que vale realmente la pena...
Lo dicho, si te mola, sigue con ello, porque como dice SorBrugal, ...son dos días.
Un fuerte abrazo.
Bueno, yo de entrada me apunto a lo que sea, porque como veo que aqui rulan las cervezas por cajas, no voy a permitir que os intoxiqueis vosotros solos, faltaba más.
Por otro lado me das una envidia terrible. Tengo lo del triatlon en la cabeza, pero ya empiezo demasiadas cosas este año y bastante crudo lo tengo para sacar cuatro o cinco horitas a la semana para entrenar la carrera, que es lo que no quiero abandonar.
En todo caso, seguire estas tricronicas con la acostumbrada envidia y admiración.
Teto, eres un monstruo.
Acá en Argentina, te dirían que etás piantado!!! jaja, ¿tres veces nada mas en un bici antes) Valor y coraje es tu lema...
Pero que divertido que suena, si este año no llego, (que es lo mas sgeuro, que acá la temporada abre en octubre y voy a estar con un pie en la maraton!) el próximo me pego algún tri!
Me asusta un poquitin eso de la salida al agua, que todo el mundo habla de que te hacen de goma con los golpes, pero bueno, será cuestión de darle mas fuerte...
felicitaciones!
pues debiste cagarte porque el pisuerga me lo he encontrado con algo sospechoso que flota jejeje
abrazos
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