Creo que la vida de cada uno de nosotros está repleta de días rutinarios. Días que uno no sería capaz de recordar por nada especial. Días que vienen, pasan y se van.
Y luego están, en evidente minoría, esos días de los que uno se acuerda mientras viva. A veces por cosas buenas. A veces por cosas malas. A veces por cosas raras, ¿qué se yo?
Bueno, pues ayer fue uno de esos días que recordaré siempre. Por muchas cosas buenas. Por alguna mala. Sobre todo por la exagerada acumulación de vivencias y sentimientos vividos en tan breve espacio de tiempo. Saturno y Urano debieron de alinearse de forma mágica para proporcionarme un día así.
Miedo me da ponerme a teclear y hacer de esta entrada un escrito infinito. Intentaré abreviar, resumir lo vivido, que sin lugar a dudas daría para escribir varias entradas.
Todo empezó en Colmenar Viejo a las 12 de la mañana. Allí se daba la salida de los 100km/24h de corricolari. Me ahorraré los detalles sobre las vueltas que di para encontrar el polideportivo, pero sí contaré que allí encontré a una gran cantidad de amigos: Cris, Mar, Antonio, Syl, Oscar, Hugo, Quintiliano, Josero, Javi, Hilario, Grey...
El ambiente espectacular. Una avalancha de recuerdos de lo vivido hace tres años se me vinieron a la cabeza irremediablemente.
Si bien no podía cumplir con mi promesa de acompañar a la loca de Syl y krisma los primeros 50 kms, si podía compartir con ellos algunos kilómetros y así decidí hacerlo. Fue una rato de amena conversación, de risas y buen rollo con esas dos personas excepcionales que son estos dos “zumbaos” amigos míos. Después de una hora supe que un poco más allá estaba ya el cartel de no-retorno, así que decidí que había llegado el momento de dar la vuelta.
La vuelta al coche la hice sin parar de correr en dirección contraria al resto de participantes. Alguno pensó que era el primero y que volvía ya hacía Colmenar, lo que despertó numerosos comentarios de admiración, jeje.
Tengo la costumbre de atarme la llave del coche en los cordones de las zapatillas siempre que salgo a correr, pero en mis nuevas Salomón eso es imposible porque no tienen cordones. Así que en esta ocasión guardé la llave en el bolsillo del pantalón. Tenía ya Colmenar de nuevo a la vista cuando me di cuenta de que la llave ya no estaba en su sitio. Di la vuelta y traté de encontrarla por aquellos caminos de arena, pero tras media hora de intensa búsqueda me di cuenta de que aquello era como buscar una aguja en un pajar. Desesperé y me resigne a mi suerte. Sin dinero, sin coche, sin móvil y a tomar por culo de casa. Una sed de caballo, eso sí.
Así es como me encontré, por primera vez en el día, tirado donde Cristo perdió las sandalias sin saber como volver a casa. La historia se repetiría antes de que acabara la jornada, pero esa parte de la historia la contaré a su debido momento.
Tras saciar mi sed en el baño de un bar del centro del pueblo decidí preguntar a una vieja del lugar si sabía donde estaba la estación de tren.
“Está en aquella dirección....., pero niño, no puedes ir a pie. Está lejísimos. Tienes que coger un autobús”
No estaba yo para explicarle a la buena mujer que no tenía dinero para semejante lujo, así que le di las gracias y le dije que iría corriendo. La cara de la señora no la olvidaré fácilmente. Vi en su cara las cuatro letras que forma la palabra “loco”.
Ahorraré los detalles de cómo tardé 45 minutos en llegar a la estación, de cómo me colé en el tren sin billete, de cómo esquive la presencia del revisor en varias ocasiones, de cómo llegué a mi casa calado hasta los huesos después de que una tromba de agua me cogiera a traición tras salirme del tren, de cómo pude conseguir una llave para poder entrar en mi casa, de cómo tuve que volver a Colmenar en otro tren (esta vez ya con billete) a buscar el coche, de cómo comí a las seis de la tarde....
Y el día no había hecho sino comenzar.... (continuara mañana)
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7 comentarios:
Pero a ti te parece serio dejarnos asín?
Esto en un matrimonio es motivo de divorcio, que lo sepas.
Estás seguro de que continuarás mañana???...tú?...con lo que te cuesta ponerte!!!
Bueno, Teto, lo que nos pudimos reir al leer tu sms contándonos lo de la llave, hizo que esa alineación de astros, valiese la pena...
Joder...eres un caso, tío!...y mira que hasta nos enseñaste que llevabas la llave en la mano mientras corríamos.
No sé como debió acabar la noche, pero cuando a las 5.40 de la madrugada aún nos pedías información de nuestro estado para seguir tomando más copas, no lo quisimos ni imaginar.
Besitos "zumbao" (que la frase del krisma, fue: "éste está peor que tú").
tú colandote en el tren?? naaaa, sería otro... jajaja
Eyyy, desconfiaos.
Ahí está la segunda parte.
Tuve que leer 2 veces tu mensaje para poder creerlo, la verdad es que lo que no te pase a tí, eres capaz de perderte en los baños del metro en Berlín, de perder la llave del coche, ¿tú estás seguro que el día que hiciste los 100, no hiciste como el Josero 120?... jajaja.
Fue un auténtico placer que compartieras esos kms. con nosotros.
Un abrazo.
Flipo!! Y no se te ocurrió pedirle a alguien el móvil prestado y hacer una llamada de socorro a alguien?? A mí me han pedido el móvil alguna vez en alguna carrera por eso, y yo encantado!!
Sea como sea yo creo que estas aventuras hacen que esto del correr sea grande, algún día me pasará a mí también, lo veo venir ;)
Un abrazo!
krisma, para mi sí que fue un placer compartir ese rato con vosotros. Me hubiera quedado bastante más y me dió rabia darme la vuelta.
Lo de perderme en los baños del metro de Berlín, ¿también me pasó a mi??? Jajajaja, ya no me acordaba. :-)
Jose Ignacio, lo pensé, pero no te creas que había mucha gente por allí a esas horas y tampoco sabía bien a quien joderle la comida del sábado para que me fuera a buscar hasta tan lejos. Tengo esa forma de ser bastante independiente que me lleva a intentar siempre salir de esta situaciones por mi mismo.
Un abrazo.
P.D. ¿Nos conocemos? ;-?
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